Sr. Futuro. Hola.

Ayer mis amigas y yo fuimos a visitar escuelas, aprovechando que era Viernes, ni siquiera llegamos a nuestras respectivas casas, fue genial, a pesar de que me sentí remotamente chiquita, me dí cuenta de que ya soy grande (más no vieja), me sentí como si ya todo estuviera a la vuelta de la esquina, me sentí genial hasta que me dí cuenta de que en verdad, así es.

Tengo pánico, pánico por no aprobar el exámen, por quedarme sin escuela, por quedarme en la escuela que quiero, pero no volver a ver a mis amigos, porque todos saben que después de cambiar de escuela, nadie vuelve a ver a sus amigos, tengo pánico porque tal vez no apruebe mis materias, también me dan miedo los maestros, y lo peor, tal vez nunca vuelva a ver a Miguel.

Me siento mal, fatal, desearía desertar de todo esto y la presión que lleva con ella, escaparme de mi casa, comprarme una guitarra y huir sin más ni más hasta donde me lleven mis pies, componer música y que solo me acompañe Billie Joe, Tré Cool y Mike Drint,  sólo su música en mis oídos y nada más.

Pero no lo haré porque soy una cobarde.

Ayer ví a Axel, fuimos a su escuela, desde que salío de mi escuela, no lo había visto, se veía muy guapo, yo iba en fachas (osea, el uniforme escolar) y el no usa uniforme, me vió, no estoy segura de si recordó viejos tiempos, pero aún así, nos vimos. No fue algo cursi, o hermoso o como sea, porque ¡Maldita sea! preferiría seguir enamorada de Axel que de Miguel, porque al menos uno no es una patada en las bolas y Miguel... si.

Sr. Futuro:

¿Podría llegar tarde a nuestra

cita? Es que la verdad

usted me da miedo,

quiero encontrarlo

hasta dentro de 2 o más años.

Gracias.